Primeros auxilios para sobrellevar la incertidumbre

Marcelo Manucci
4 min readMar 25, 2020
Pier Marco Tacca/Anadolu Agency via Getty Images

Este es un momento histórico con profundas preocupaciones. No hay respuestas a corto plazo, solo hay algunas tenues soluciones transitorias para algunos casos. El resto es un vacío silencioso. Esa es la forma que toma la incertidumbre en estos días.

Ante la forma amenazante de lo cotidiano, lo primero que buscamos es actuar, “hacer algo” para protegernos. Es un mandado biológico evolutivo de supervivencia. ¿Pero qué podemos hacer en condiciones confinamiento? Probablemente, ya hemos de todo y, quizá, aún no sabemos hasta cuándo.

No transformes el confinamiento en encierro

Edgard Garrido/Reuters

Somos los guionistas de nuestra propia historia. Por ello, es importante no transformar las limitaciones de espacio y desplazamiento (confinamiento) en un encierro mental opresivo. La realidad no es ficticia, la ficción la creamos nosotros. La comprensión de los hechos siempre es fragmentada; nosotros organizamos esas piezas en un guion que define el entusiasmo, el desconcierto o la desesperanza ante los acontecimientos.

Frente a esta situación global no hay mucho para hacer, solo cuidarse y acatar los lineamientos de las autoridades. Más allá de eso, hay que tratar de no agrandar la ficción.

La preocupación, el temor y la tristeza son emociones genuinas ante la magnitud de estos acontecimientos. Sin embargo, la opresión y la desesperanza provienen de nuestra ficción, de las condiciones emocionales del paisaje interior que recrea las circunstancias a las que nos enfrentamos.

Reenfocar nuestra rutina

Si bien la sensación opresión se debe a la imposibilidad de opciones, siempre puedes elegir nuevas referencias en tu mundo interior. Incluso ante esta situación que no tiene demasiadas alternativas. Piensa en lo siguiente: ¿Qué estado de ánimo eliges sostener ante determinadas situaciones? ¿Qué personas eliges para compartir tus experiencias? ¿Qué rol eliges asumir en las escenas cotidianas? ¿Qué pensamientos eliges para guiar tus decisiones? ¿Qué palabras eliges para describirte en determinada situación? Estas preguntas pueden desplegar opciones que cambian las circunstancias, aun cuando los hechos no se modifiquen.

La incertidumbre te lleva a la necesidad biológica de acción.

Puedes re-enfocar esta necesidad en cinco momentos específicos para generar una dinámica cotidiana con otras posibilidades que te permita transitar la realidad con otras emociones, nutrir tu mundo interior y sostener tus vínculos cotidianos.

Momento para los vínculos. Dedicar tiempo a los afectos. Esto implica sostener las relaciones con las personas significativas para ti, con la modalidad que sea posible. Es necesario recuperar lo que nos une como pareja, familia, amigos, comunidad. Al mismo tiempo, es importante que el contenido que compartamos, en ese momento de intimidad, no sean datos de rutina sino lo trascendente de la relación. Este es el momento para nutrir las relaciones. Es importante no contaminar el momento del encuentro con rutina.

Momento para la subjetividad. Dedicar tiempo a nuestras intimidad. No perder la conexión con lo que nos gusta. Ante situaciones de vida como las actuales, tratamos de cerrar la brecha de la incertidumbre inundando nuestros días de información, lo cual agranda la incertidumbre. Por ello, es importante mantener la conexión con los temas que nos inspiran o apasionan: arte, deporte, libros, hobbies a través de la lectura, internet, televisión, conversaciones (presenciales o virtuales). Hay que tratar de incorporar contenidos inspiradores, no datos imposibles de abordar y dimensionar que generan más desesperación y angustia.

Momento del cuerpo. Dedicar tiempo a nuestra biología. Las señales del cuerpo son las primeras en expresar los estados anímicos. Las emociones son reacciones corporales que preparan al cuerpo para una respuesta. Por lo tanto, para mantener una fluidez en las emociones hay que dedicarle algo de tiempo al cuerpo. Las señales de cuerpo son llamados de atención, lo cual no significa más alimentos, pastillas o estimulantes. Cualquier actividad física es importante para que las emociones “sigan su curso” y no se anuden como estados de ánimos nocivos. Quien pueda hacer actividades físicas, está genial; pero también vale un estiramiento, caminar, ordenar, limpiar, moverse. Cualquier movimiento que posibilite al cuerpo hacer fluir la química de las emociones.

Momento de la apertura. Dedicarle tiempo a la realidad. Sin embargo, un factor clave ante estos acontecimientos es limpiar las fuentes de información. No solo en cuanto a la credibilidad de quienes la generan, sino también a los contenidos y a la dimensión de los datos que conllevan esos contenidos. Hay que evitar fuentes precarias de información que comparten datos sin precisión o claridad. También hay que evitar contenidos (videos, fotos, artículos, comentarios) que no aportan a lo que tú necesitas para sobrellevar este momento. La información es importante, pero tanto más importante es cuidar cómo ingresa, de dónde ingresa y cada cuánto ingresa.

Momento de la rutina. Dedicar tiempo al tiempo. Es importante crear una rutina para la rutina. Quizás, esta definición parezca contradictoria, pero significa cuidar la organización de las tareas y las demandas de organización para que la rutina no invada todo nuestro tiempo transformándolo en algo tan difuso como frustrante y desesperante. En la vorágine de estos acontecimientos, es habitual perderse inundado por las demandas del confinamiento. Recuperar las prioridades es necesario para tener un punto de referencia a dónde regresar cuando nos perdemos entre los titulares de los noticieros y los mensajes de nuestro celular.

Escucha o descarga el audioguia para tener más cerca estos cinco momentos.

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Marcelo Manucci

Psychologist, Ph.D. in Communication and Master in Neuroscience. Author and postgraduate professor. Emotion researcher www.marcelomanucci.com